lunes, 1 de septiembre de 2008
sábado, 30 de agosto de 2008
La inauguración de Melchorita
La inauguración empezó como a las 11 de la mañana con la bendición de la casa por el padre Esteban (el otro padre del Carmen, que ocupó el lugar del Padre Lorenzo que no pudo asistir...)
Todas las habitaciones se bendijeron una a una y concluida la sencilla y bonita ceremonia religiosa inauguramos oficialmente la reunión con un traguito de pisco.
Y después de esto fueron llegando los invitados: todo el centro poblado de San Matías, personalidades importantes en el proyecto de reconstrucción como Don Emilio del Solar (Alcalde de Chincha Baja), Manolo Fernández (Dueño del Batán), Magín Solé (responsable de Agrícola Hoja Redonda) y su esposa, algunos abogados miembros del despacho de lima Payet Rey Cauvi (Patricia, Germán, José y su novia) y por supuesto Ñato y su esposa.
Ñato y yo somos los padrinos de la casa, por deseo de la propia Melchorita y su mamá la Señora Lucila. Y nos hicieron todos los honores que os podáis imaginar. La celebración siguió una serie de pasos y ritos perfectamente prestablecidos, que nos iban indicando a medida que sucedían los acontecimientos.
Así pues, a la bendición de la casa le siguió el discurso del padrino, que habló para todo el pueblo y los que nos encontrábamos allí. Escucharle fue un placer. Sus palabras marcaban el inicio de lo que prometía ser una jornada inolvidable.
Después me tocó a mí el turno. La noche anterior me desperté de pronto a las 3 de la madrugada con las ideas claras y el espíritu encendido: después de haberme pasado todo el día sin encontrar las palabras adecuadas que quería pronunciar en mi discurso, desperté de mis sueños sabiendo exactamente qué era lo que deseaba decirles a todos.
Lo comparto con vosotros:
...Muchas gracias a ti, Juan José, por tus palabras.
Hoy comparto el honor de ser junto a ti los padrinos de esta hermosa y sólida casa y eso me llena de orgullo y me hace muy feliz.
También quiero unirme a las palabras de agradecimiento que has dedicado a todas las personas que de un modo u otro están haciendo que todo esto sea posible. Sinceramente, gracias a todos.
Yo también quiero dedicaros unas palabras y me gustaría empezar contándoos algo más sobre mí. Yo nací en Madrid y me crié en una buena familia, unida, que por fortuna siempre ha podido darme todo lo que he necesitado. Tuve una infancia feliz, cuando dejé el colegio entré en la universidad para hacer realidad mi sueño de convertirme en arquitecto y cuando terminé la carrera comencé a trabajar. En Madrid encontré un lindo trabajo, un trabajo estable que me permitía vivir con comodidad. Así vivía yo, hasta que un día a través de mi hermano mayor me llegó un correo en el que decían que la Fundación Profesor Uría estaba buscando un voluntario para continuar con la reconstrucción de San Matías después de Eduardo. En ese instante sentí un flechazo y supe que mi corazón decía que yo debía estar aquí.
Llegué al Perú el 19 de Junio y apenas se han cumplido 2meses desde entonces. En todo este tiempo he tenido la ocasión de ir conociéndoos poco a poco, y todos me habéis recibido con los brazos abiertos. Me habéis brindado el calor de una familia y me habéis hecho sentir una felicidad mucho mayor de la que jamás había sentido antes durante mi vida en Madrid. Con vosotros me siento en casa. Cada día que paso en San Matías encuentro algo en alguno de vosotros que me llena de más fuerza, de más energía y de más amor.
Melchorita me hizo sentir ese calor desde el primer día. Gracias Melcho, por todo, por tu generosidad. Y gracias a tu familia. A tu mamá, la Señora Chila, con quien tanto disfruto sentada en el porche charlando serenamente sobre las cosas sencillas de la vida, a las niñas, mis queridas Ada y Mari y al pequeño Emilio que siempre llenan la casa de alegría y de música, y a Nancy, en quien veo un ejemplo de vitalidad, energía y dedicación a los demás. Desde el primer día me habéis acogido como a una hija, una hermana, una amiga, y no puedo expresar con palabras todo lo que eso significa para mí. Gracias. Vivir y convivir con vosotros me hace profundamente feliz.
Pero como ha dicho Juan José, hoy no celebramos sólo la inauguración de la casa de Melchorita, hoy celebramos el principio de algo muy hermoso que es la reconstrucción de vuestro pueblo. Y eso se está haciendo posible gracias a lo que yo llamo el espíritu de San Matías.
Desde hace algunas semanas he ido conociendo también al resto de las familias de San Matías. Muchos de vosotros me habéis invitado a entrar en vuestras casas y participar de vuestras vidas. Pues debo decir que uno a uno, según os voy conociendo, sin daros cuenta me dais lecciones constantes de tremenda fortaleza, de lucha, de valor y de ganas de vivir. Habéis tenido la desgracia de vivir un terrible terremoto que se ha llevado consigo vuestras casas, vuestros muebles y enseres, vuestros ahorros e inversiones, y una parte de vuestras vidas. Pero no se ha llevado vuestra esperanza, vuestro valor y tesón por seguir adelante, vuestro esfuerzo por lograr para vuestros hijos un futuro mejor. Esa fuerza que individualmente lleváis cada uno en el corazón lo está contagiando todo y San Matías al completo está rebosante de vida y actividad. Ese es el espíritu de San Matías. Vosotros hacéis posible la reconstrucción de este pueblo gracias a vuestras sonrisas, vuestras miradas, vuestras manos... con vuestros trabajos de ayuda en los adobes por ejemplo, con los trabajos de mojado de la tierra, con la preparación de los alimentos, y con tantas otras cosas que surgen diariamente y para las que siempre encuentro una respuesta positiva.
Ese espíritu de San Matías se expande y se contagia rápidamente por tierra, mar y aire. Ese espíritu de San Matías llegó a la Municipalidad de Chincha Baja que participa activamente de la reconstrucción poniendo sus máquinas a nuestra disposición para cargar la tierra, y para traer el agua en cisternas que tanta falta nos hace. Ese espíritu llegó al Carmen, el Padre Lorenzo no sólo nos trajo hasta aquí, sino que desde entonces ha colaborado mucho con la reconstrucción y pone a nuestra disposición una camioneta para que tengamos movilidad y podamos hacer diariamente el transporte de material para las casas. Ese espíritu llegó a la Agrícola de Hoja Redonda, que nos regala la tierra con la que construimos los adobes y que es la clave para la construcción de vuestras casas. El espíritu de San Matías llegó al Batán, en Chincha, cuando Manolo se encargó personalmente de conseguir que volviéramos a tener movilidad, vital para Javier y para mí, en la camioneta que se había dañado seriamente en un golpe la semana pasada, y también llegó a Chincha ayer, a la tienda donde revelé las fotos que hoy he traído para compartir con todos, cuando sin saber porqué al ir a recoger las fotos anoche la gente que estaba en la tienda me felicitaba, me daba la mano, me abrazaba y entonces me dijeron “enhorabuena, eso que hacéis en San Matías es muy hermoso”. Y es que habían estado viendo vuestras fotos...
El espíritu de San Matías también está en Lima, en el despacho de Juan José... en su casa con su familia. Todos los días hablo con él y a través mío, aunque vosotros no lo sepáis, os está conociendo también y se alegra de los logros y sufre con los inconvenientes, y me aconseja y me anima todos los días. También se le coló el espíritu de San Matías en el corazón. En realidad el espíritu de San Matías no sólo está en el despacho de Juan José, está en el de todas las personas de Payet Rey Cauvi, algunos hoy aquí con nosotros, que cada vez que viajo a Lima quieren saber, me preguntan impacientes sobre la situación de los trabajos por aquí, se preocupan por vosotros y os tienen presentes en su corazón.
El espíritu de San Matías ha llegado por cable hasta Estados Unidos, a California, donde vive la familia de Ernesto, el hermano de Melcho, quien está constantemente al teléfono para conocer cada avance, para preocuparse por todo San Matías. Hoy desde allí, estoy segura que está también aquí con nosotros.
El espíritu de San Matías es aventurero y ha viajado hasta España, se ha instalado en Madrid, y está presente a diario en todas las personas de la Fundación, está presente en un edificio enorme de abogados que son las oficinas de Uría y Menéndez, está presente en el corazón de mi familia, mis padres y mis hermanos viven esto con vosotros muy de cerca. Y no dejan de llegarme correos del resto de mi familia y de tantos amigos preguntándome por vosotros, por las casas, todos quieren saber, todos se preocupan, todos os acompañan y os quieren.
El espíritu de San Matías es el mejor regalo que nadie me ha hecho jamás. Es lo que me trajo hasta aquí, y es lo que está haciendo que no me quiera marchar.
Para terminar, deciros que lo que más deseo en el alma, lo que añoro con todas mis fuerzas es que todos vosotros recuperéis vuestra casa y podáis volver a vivir en un espacio digno, hermoso, y seguro. Para ello y mientras esté aquí con vosotros me esforzaré por hacer mejor las cosas, trataré de aprender a ayudaros mejor, intentaré ser eficaz resolviendo los problemas y más habilidosa buscando nuevas soluciones para que lo antes posible San Matías sea un pueblo nuevo, luminoso y feliz, y que la huella del terremoto del 15 de agosto pase a ser sólo un recuerdo.
Os admiro mucho, os quiero mucho, y sigamos trabajando, que lo vamos a conseguir.
Gracias. En la imagen, un momento durante el discurso, en el que la señora Chila emocionada al escuchar mi voz algo temblorosa se conmovió y me abrazó dándome las gracias calladamente. Fue muy emotivo. Todo el pueblo permaneció mudo, y muchos ojos se humedecieron llenos de gratitud y sentimientos de esperanza. Fue lindo.
Después le siguió el destapado de la placa conmemorativa, que quedará como testigo permanente de que esta casa se construyó gracias a la ayuda de la Fundación Profesor Uría después del terremoto del 15 de agosto de 2007.
Y luego Ñato y yo rompimos juntos de la mano, con un martillo, la alegre botella de champán que colgaba del umbral de la puerta. Con este gesto quedó oficialmente inaugurada la casa y a partir de ahí todos los presentes podían entrar a visitarla.
Mientras tanto, las mujeres, también uniformadas para la ocasión, se afanaban por darle el ultimo toque de gracia a la comida que habían preparado durante horas para toda la comunidad, seco de carnero de entrante y carapulcra con sopa seca después. Un deleite para el paladar, son los platos más típicos de estas tierras chinchanas.
...al terminar el almuerzo llegó el baile!!! Eso es lo que realmente esperaba todo el pueblo...querían bailar cumbia y beber chela lo que restaba del día. Y lo hicimos!!!
Ñato se entregó por completo...
Después siguió la fiesta, y el baile, y la chela, y la cumbia, y las risas... y se me llenó el corazón de recuerdos que hicieron de este día un día inolvidable para mí. Gracias Melcho.
viernes, 29 de agosto de 2008
Los niños y la huaca
De pronto, un buen día, cuando llegué a San Matías en la camioneta salieron todos corriendo detrás del carro gritando y saludando "señorita Lourdes, señorita Lourdes...!!!"
Desde entonces somos inseparables. Los niños y yo, yo y los niños. Les adoro. Un día me los llevé de excursión a la huaca.
Los niños de San Matías camino de la huaca, al fondo del paisaje.
La huaca (o ruina) no es más que un enorme montículo de tierra polvorienta que aparece de la nada en mitad de la chacra. Y para ellos sin embargo, es su mayor atracción. Correr huaca arriba y huaca abajo. Y gritar. Y reir...
Los pequeños exclaman con un entusiasmo que sobrecoge el alma ante cualquier cosa que se mueve en el paisaje: el paso de un carro, un grupo de carneros, un pájaro que vuela cerca...
Las vistas de los campos de mandarina desde la huaca son impresionantes. Allí se respira otro aire. Un aire puro y tranquilo que trae ráfagas de felicidad y paz interior. De la sencillez de estos niños que disfrutan tanto de las cosas pequeñas de la vida aprendo mucho todos los días.
Y disfrutamos de un día apacible, divertido y feliz. Llevé los prismáticos y gaseosas y eso los hizo enloquecer de felicidad. Ellos no conocen la play station, ni los video juegos, ni tienen juguetes con pilas, y tal vez por eso conservan una naturalidad mucho más pura, mucho más rica.
Y las mandarinas... las mandarinas acá son como las pipas, a cada rato alguien llega y te ofrece una mandarina. Y los niños las disfrutan como si fueran golosinas. Corrieron huaca abajo para recoger algunas mandarinas que se habían salido de la chacra (son recintos privados) y las comimos como si se tratará del capricho más dulce...
jueves, 14 de agosto de 2008
Cómo sigue San Matías.
Desde principios de julio estoy prácticamente incomunicada, porque ya no tengo conexión a internet, por eso no puedo compartir todos los avances con vosotros a tiempo real, y acudo a los locutorios (lugares fríos, sucios y bulliciosos que trato de evitar en la medida de lo posible) sólo para enviar los informes semanales a la Fundación para que puedan seguir el curso de las obras.
Hoy haré un pausa en mi diario de a bordo (todavía no os he contado el final de mi viaje por la Costa Norte durante las fiestas patrias) pero creo que es más importante que sepáis lo que aquí está sucediendo. Que no es poco.
Veréis... cuando llegué en San Matías, había una casa cuya construcción se había iniciado, pero que se encontraba prácticamente abandonada desde la marcha del último voluntario a mediados de mayo. A parte de esta casa, sólo había 8 familias que se habían 'apuntado al programa de ayuda de la Fundación. Existía un cierto temor a lo desconocido, preocupuación por la construcción de viviendas en adobe (han sufrido tanto que tienen el temor de que las casas que construyamos vuelva a derrumbarse al primer temblor)., y no había mucho espíritu de unión ni de colaboración entre los habitantes para contribuir a la reconstrucción de su pueblo. Digamos que vivían resignados y prácticamente habían aceptado su nueva condición de "sin techo" desde que el terremoto del 15 de agosto del año pasado sacudió violentamente estas tierras, trayendo consigo la destrucción total de todas las casas.
Pues bien, hoy eso es bien diferente y el espíritu de San Matías, que permanecía en estado latente oculto en el interior de los corazones de sus habitantes, y que apenas se percibía en el vacío de las calles desiertas, hoy a salido a la luz, y lo inunda todo, lo contagia todo y a todos, a nadie deja indiferente y llena todo de fuerza, color y ruido. San Matías está vivo y la reconstrucción avanza viento en popa a toda vela.
En el plano del pueblo he reflejado las 9 casas que representan el proyecto en sus orígenes (en color amarillo). Después de mi llegada, hubo nuevas familias que se acercaron a mí para solicitar ayuda a la fundación y se aprobaron 15 casas más (en color salmón). Hoy estamos a punto de aprobar la construcción de otras 12 casas más en una tercera fase (en colores rojizos). De manera que hoy el proyecto pretende abarcar la construcción de 36 casas que salvo por un par de casos aislados representa el pueblo en su totalidad.
De estas casas que conforman el nuevo proyecto, nos encontramos trabajando en 7 de ellas, y 5 más comenzarán la semana próxima. La que se encontraba iniciada a mi llegada, que es la casa de Melchorita, fue inaugurada el sábado pasado en un tremendo evento que os contaré en el próximo capítulo.
Así que además de contratar a una cuadrilla de albañiles para que continuara la obra de la casa de Melchorita, contraté a otras dos cuadrillas para continuar las siguientes dos casas, que son de Don Marcial Peña y Don Humberto Tipían, y que comparten un muro medianero.
Ya están listos los cimientos y hoy habían encajonado los sobrecimientos y comenzaban a hormigonar.