Hoy he tenido ocasión de adentrarme en una chacra de algodón a última hora, y esta es la imagen después de un día de recogida.
Qué vidas tan distintas las suyas y las nuestras. Es un trabajo duro pero que siempre lo he visto envuelto de un aura de sonrisas y colores... A lo mejor son mis ojos, o a lo mejor son los suyos, pero me inspira mucha paz.
Me han entrado tantas ganas de tumbarme en esas nubes blancas que yacen en las cunetas esperando a que vengan a llevárselas!
...Y ahí se van los negritos, entre sacos de algodón que en lo alto del camión surcan la Panamericana camino de las fabricas.
Esta incursión en la chacra no la he hecho sola, tenía una compañía de primera: la mismísima Melchorita, a quien aprovecho para presentaros, con quien poco a poco voy entablando una buena amistad, me ha acompañado para enseñarme orgullosa sus campos, y yo me he llevado un pedacito de algodón de esas tierras. Un gran recuerdo!
Y para terminar la jornada dándole un toque gastronómico, nos hemos acercado a una pequeña chacra que tiene la familia de Melchorita, heredada de un tío suyo que la habitaba, donde todavía van a recoger los aguacates (las paltas) a lo alto de árboles centenarios.
Aquí veis a Melchorita con su hija Ada, Javier Mercado, y Victorio y Emilio, cuñados de Melchorita. Todos son encantadores, y siempre están intentando agradarme. Aquí posan para mí con las paltas recogidas.
jajaja, este es un pequeño montaje que os he preparado en mi cocina, para que veáis el surtido de productos de la tierra que me ha regalado hoy la Melchorita después de nuestra visita a su chacra. Tengo tres paltas, un camote (dicen que es como una patata dulce), un par de yucas (otro tipo de tubérculo sabrosísimo al parecer) y un poco de maní (cacahuetes) cocido a modo de aperitivo. A ver cómo lo cocino!