jueves, 26 de junio de 2008

Un paseo por la chacra

Después del temblor ha abierto el cielo y he podido ver el sol por primera vez desde que llegué. Yo andaba de aquí para allá en busca de un adobero a quien contratar (ya me estoy quedando sin adobes, porque la casa de Melchorita está subiendo a una velocidad de vértigo!)... Y los campos, las chacras, de pronto se han iluminado, cada lugar hacia donde miraba me atrapaba con su simplicidad y su belleza. He pensado que os gustaría verlo. Son las imágenes cotidianas de por aquí, entre las chacras de algodón, de maíz, de espárragos, de alcachofas, de mandarinas y plátanos.
Esta es la que más me gusta. El algodón, marañas enrededadas de matorral seco en colores pardos y de repente puntos de colores que aparecen y desaparecen, son los campesinos que están recogiéndolo, que sin saberlo ellos todos los días me hacen sonreir, porque me parece que juegan al escondite.

Perdido en medio de una chacra de alcachofas:














Al final de los plátanos, el carrito de los dulces.
Los arbolitos de las mandarinas, siempre ordenadísimos.

Y los espárragos, que son reflejo del viento...

Los infinitos campos de maíz tiñen el paisaje de verde



Y sus gentes no son para menos, aquí tenéis al pequeño guardián del algodón que han recogido sus padres:
Y al anciano que carga un atillo a sus espaldas con su perro fiel que no lo abandona nunca...
O al joven pastor de cabras que recorre los caminos con paso firme,
Y al vendedor de dulces que lleva su negocio hasta el corazón de la chacra.