martes, 12 de agosto de 2008

Fiestas Patrias en el Perú (III): Chicama - El brujo

La noche después de la fiesta lounge en Pimentel me fui a dormir al Puerto de Malabrigo, en Chicama. Allí, aconsejada por Ñato, había reservado habitación en un hotel surfero de lujo que me pareció alucinante (demasiado confort me hizo sentir algo incómoda...), sobre todo por el contraste con las experiencias que vivo a diario con la gente de San Matías. Pero como recordadtorio de que existen otros mundos, otras vidas, no estuvo mal...

Puerto Chicama es un pueblo que vive de la pesca... y del SURF. Allí se encuentra la ola más larga del mundo, un sueño para cualquier surfero...como me explicaron después es una izquierda de más de 2 kilómetros de recorrido... (Una lástima que yo no sea surfera...!)

Pero salvo por la onda surfera de moda, música y chelas Chicama es un pueblo fantasma, pesquero y bastante pobre. Parecía casi abandonado. Salí a dar un paseo en la mañana, al día siguiente, y me encontré con las calles desiertas y los edificios abandonados...





Una imagen bonita. Si hay alguien de Pilsen viendo mi blog, seguro me lo agradecerá...



En mitad de mi paseo, de la nada salió una niña de unos 12 años que al verme comenzó a gritar..."mamá, mamá, mira!!! una inglesa!!!..." Jajaja, reconozco que lo que es muy peruana no parezco, y además ese día había decidido vestirme en la onda surfera para no desentonar con los tablistas de mi hotel...

Así que le dije que no era inglesa, que era española, y que si le apetecía dar un paseo conmigo...

Accedió encantada. Nos fuimos las dos hacia el muelle, y el día gris (como siempre) teñía el mar de la belleza plomiza que ya sabéis que me encanta.Este es el aspecto que presenta el pueblo de Chicama visto desde el muelle. Sigo pensando que es hermoso, precisamente por el abandono y los trazos de color que se distinguen salpicados entre el polvo.

















Mi compañera de paseo resultó ser una niña encantadora, que ha tenido una vida que no tiene desperdicio. Vive desde siempre en Puerto Chicama, con su madre (de unos 50 años). Tiene 14 hermanos y 9 padrastros.













Después de pasear esta niña quiso que conociera a su madre, y me llevó a su pobre casa, donde estaba su madre y su padre (me dijo que ella tenía suerte porque el que vivía con ellas 'ahora' sí que era 'su' padre, que acababa de salir de la droga...). Con una deliciosa naturalidad me presentó orgullosísima a su madre, que a su vez hizo llamar inmediatamente a su último nieto para enseñármelo y que pudiera conocer al más pequeño de su prole...
La mamá de de la niña posa satisfecha con su nieo, mientras su hija desapareció en la casa durante un rato... al volver lucía una camisa diferente y su sonrisa era más grande. había ido a cambiarse de ropa para lucir más linda en las fotografías (que probablemente nunca verá...). Me pareció un gesto muy hermoso, de tremenda espontaneidad y lleno de reconocimiento y respeto. Otra lección más. Por último dimos una vuelta por la plaza de armas para ver las esculturas (bastante feas por cierto) que han erigido en la plaza en honor a la colosal ola y a otros animales acuáticos. Y llegó el momento de proseguir mi camino, me despedí de la niña, la besé, le deseé buena suerte y le dedjé una propina para que durante un rato disfrutara de una gaseosa recordando nuestro amigable paseo... ¿y cómo es España? me preguntaba todo el tiempo... En fin.








De vuelta al hotel, una subida a lo alto del cerro para ver mejor la famosa ola y fin de mi estancia en malabrigo. Las vistas desde el cerro merecían la pena, sé que los surferos disfrutaréis estas imágenes.

















LA HUACA DEL BRUJO:
La Huaca de la Señora de Cao es la ruina moche que sin duda más me ha gustado conocer.
Las huacas de El Brujo son 3 huacas que se ubican sobre la margen derecha del río Chicama, muy cerca al litoral del Océano Pacífico, en el distrito de Magdalena de Cao (departamento de La Libertad en el norte del Perú).
Sus constructores fueron los Moches, cultura que como tuve ocasión de aprender en Chiclayo, se desarrolló en la costa norte del Perú durante el período "Intermedio Temprano" (100 - 750 d.C.). Cao Viejo inició su construcción alrededor del año 200 d.C. y estuvo en pleno uso hasta aproximadamente el año 700 d.C.
Las pirámides mochicas fueron diseñadas y construidas como una representación simbólica del cosmos, del mundo que los mochicas veían y entendían. Por ello cada espacio de la pirámide es parte del circuito ceremonial, y la forma, dimensión y decoración de cada ambiente responde a esta concepción del cosmos: la grandiosidad que transmite logró transportarme a sus tiempos de esplendor...
En cada una de sus plataformas de la pirámide, se presenta un friso diferente. Los diseños mejor conservados son de los tres primeros niveles. En el primer nivel, mpresiona ver el friso de "Los Prisioneros", representados por personas desnudas amarradas por el cuello que desfilan guiadas por un guerrero probablemente hacia su sacrificio en el patio ceremonial.



Y el paisaje ese día era delicioso... La Señora de Cao (una mujer gobernanta al principio de los tiempos...!) ejercía su poder desde lo alto de la pirámide y dominaba todo el Valle de Chicama. Qué hermosas vistas...








Estas pirámides de adobe no se han descubierto hasta hace muy poco tiempo (de hecho en todas se siguen llevando a cabo trabajos de excavación) porque han permanecido ocultas bajo la apariencia de montículos de tierra, cuando en verdad en su interior se encontraban enterramientos de personajes importantes, pinturas valiosísimas y tremendos tesoros...

Esta ha sido una de las pocas veces que he visto el cielo pintado de azul sobre las tierras peuanas, y lo disfruté como nunca!

¡Qué viva el Perú, carajo!